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Recomiendan forestar los nuevos barrios con acacias

En el estudio “Respuesta al déficit hídrico en el crecimiento de forestales del bosque urbano de Mendoza”, la selección de especies de bajo consumo de agua es considerada una estrategia de sustentabilidad pero advierte que debe haber diversidad en la misma zona.

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2 de agosto de 2014

La crisis y emergencia hídrica en la provincia repercute en todos los aspectos cotidianos. Uno de ellos tiene que ver con los árboles y la forestación del bosque urbano de Mendoza.

Según un informe elaborado por el Laboratorio de Ambiente Humano y Vivienda del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (Incihusa, del CCT Conicet Mendoza), la acacia visco es el árbol más recomendado para forestar las urbanizaciones que han surgido en los últimos años -y que siguen emergiendo-, dada su mayor tolerancia al déficit de riego y su menor requerimiento de agua.

“No existe el árbol ideal ni hay una receta mágica, puesto que cada especie tiene sus atributos y características que se adaptan mejor dependiendo del lugar de implantación en la ciudad. Según ensayos experimentales con árboles jóvenes de especies frecuentes en el arbolado de la ciudad de Mendoza, hemos concluido que la acacia visco, como especie nativa, resultó la de menor requerimiento de agua y mayor tolerancia al déficit de riego, registrando crecimientos adecuados aun bajo condiciones sostenidas de estrés hídrico moderado. Esto permite su recomendación para reforestar aquellas zonas de menor densidad constructiva o que cuentan con restricción hídrica”, indicó Claudia Martínez, investigadora de esa dependencia y quien ha hecho su tesis con la mencionada investigación.

No obstante, Martínez indicó que a la hora de elegir las especies apropiadas para el arbolado de calle, hay que tener en cuenta numerosas variables relativas tanto a las especies en sí mismas como al medio en el que se insertan y que influyen en la expresión vegetativa de los árboles. Dichas variables pueden agruparse en edilicias (densidad constructiva, retiros reglamentarios, pavimentación de calles, tipo de acequias, entre otras), urbanas (ancho de calles y veredas, tipo de suelo, dimensiones del sitio de plantación, contaminación ambiental) y variables propias del arbolado (especie forestal, edad, estado sanitario, distancia de plantación, etcétera).

“Es importante hacer una evaluación de la zona a forestar y de los atributos que reúnen las distintas especies, y en base a eso elegir la apropiada. También hay que tener en cuenta que haya diversidad de especies por zonas, pero homogeneidad en una cuadra para facilitar tanto el crecimiento como el manejo cultural. Esto significa que si yo voy a reponer o plantar nuevos árboles, tienen que ser los mismos que estaban (o están) en esa cuadra”, explicó la especialista.

El estudio

La investigación se titula “Respuesta al déficit hídrico en el crecimiento de forestales del bosque urbano de Mendoza. Análisis comparativo en árboles jóvenes” y se centró en evaluar la respuesta de plantas jóvenes de cuatro especies forestales urbanas, sometidas a diferentes niveles de déficit de agua, justamente. El ensayo se realizó en vivero, durante tres ciclos vegetativos (tres años), con plátanos, moreras, fresnos americanos y acacia visco (especies que constituyen 67 por ciento del arbolado de la ciudad de Mendoza).

Los tratamientos de riego fueron: testigo (reposición de 100 por ciento del agua transpirada), deficitario moderado (reponiendo 66 por ciento del líquido) y deficitario severo (reponiendo apenas 33 por ciento, la tercera parte del riego necesario). Las variables de respuesta evaluadas, en tanto, fueron: altura, diámetro de tallos, área foliar y ancho de anillos de crecimiento.

“Cuando se sometió al riego deficitario severo, las cuatro especies se vieron muy afectadas en el crecimiento. Sin embargo, cuando se pasó al riego deficitario moderado, la acacia visco fue la que mejor respondió, con lo cual puede ser considerada especie de interés para forestaciones en condiciones de estrés hídrico intermedio”, se explayó Martínez.

Más allá de la recomendación de esta especie para las nuevas forestaciones, la investigadora destacó que tanto moreras como plátanos y fresnos pese a no ser autóctonas, cumplen con una prestación y función ambiental muy importante para el esquema de “ciudad oasis” que tenemos.

“Todo vuelve al mismo principio y es que no hay un árbol perfecto sino que cada uno tiene sus características que se adaptan mejor según la zona. El plátano, por ejemplo, es muy resistente a la contaminación ambiental y es un árbol que en áreas urbanas densamente pobladas y con alto flujo vehicular se comporta muy bien. Necesita más agua también, pero la variable de la resistencia a la contaminación pesa más en este caso que la variable del riego. Es necesario analizar las cualidades de otras especies, porque lo que no tiene una la tiene la otra”, continuó, al tiempo que puso a la velocidad de crecimiento como otra característica a comparar. 

Agregó: “Si bien tiene mayor resistencia al estrés hídrico, la velocidad de crecimiento o el aporte de sombra de la acacia visco no es tan alta como la de las moreras o los plátanos. Éstas son características a considerar al momento de la planificación de nuevas forestaciones”.
Martínez estimó que las acacias serían de gran utilidad para forestar los nuevos barrios, principalmente en la zona del pedemonte, puesto que se insertan en áreas de baja densidad constructiva y tienen mayores restricciones hídricas.

Mendoza y sus árboles

En la Ciudad de Mendoza, y según los datos del último censo de árboles, la especie que predomina es la morera (39 por ciento), mientras que entre los dos tipos de fresnos (americanos y europeos) representan 20 por ciento. Le sigue el plátano (8,9 por ciento), mientras que la acacia visco ocupa 3 por ciento, con fuerte presencia en la calle Garibaldi, 9 de Julio y Patricias Mendocinas.

“El criterio que se sigue a la hora de forestar o reforestar es que por cuadra se repita una misma especie, pero que por zona exista diversidad”, agregó.

A diferencia del común de ciudades de zonas áridas, Mendoza no tiene una estructura cerrada con calles angostas o edificios que puedan -por su cuenta- aportar la sombra necesaria especialmente en el verano cuando la radiación solar es mayor. Es por esto que los árboles cumplen un rol fundamental en nuestra ciudad. La selección de especies de bajo consumo hídrico, entonces, es considerada una estrategia de sustentabilidad urbana y ambiental, que ha sido implementada en otras ciudades de ambientes áridos. 

“El bosque urbano de Mendoza constituye un valioso recurso natural que debe ser cuidado y preservado”, sentenció.

Inauguran  el edificio del IHEM 

El lunes se realizará la inauguración del flamante edificio del Instituto de Histología y Embriología de Mendoza (IHEM) “Dr. Mario H. Burgos”, construido en el predio de la Universidad Nacional de Cuyo lindante con la Facultad de Ciencias Médicas. 

El acto, que se desarrollará a las 17, contará con la presencia del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao y, por videoconferencia, con la Presidente Cristina Fernández de Kirchner.

Desde su creación en 1957, el Instituto de Histología y Embriología se dedica a la investigación en Ciencias Biomédicas. Su actividad estuvo inicialmente orientada a la Biología de la Reproducción, pero actualmente es un Instituto multidisciplinario que agrupa a investigadores de distintas áreas.

El IHEM contó desde sus inicios con equipamiento de vanguardia, haciendo punta en la región en el desarrollo de la microscopía electrónica. Actualmente alberga, además, microscopios de  fluorescencia y confocales, instrumental analítico, salas de cultivo celular y bioterios.

Su ubicación en el Campus de la Universidad Nacional de Cuyo, lo sitúa en un marco adecuado para establecer colaboraciones con el ámbito universitario, participando activamente en cursos de grado y posgrado.

Por: Ignacio de la Rosa 

Fuente: Diario Los Andes