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Patrimonio: el Camino del Inca

El tramo más austral del Camino del Inca o Chapaq Ñan, correspondiente a la parte mendocina entre Ciénaga de Yalguaraz (Uspallata) y Puente del Inca, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

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26 de junio de 2014

Se trata de un logro formidable para el país y especialmente para Mendoza, a la que coloca en la nómina junto a otras maravillas del mundo también valorizadas por la Unesco, como la Antigua Ciudad Maya (México), la fábrica textil Van Nelle, en Rotterdam (Holanda) y la Ciudadela de Erbil (Irak). La decisión se tomó hace pocas jornadas en la ciudad de Doha (Qatar). 

Como sostuvo Los Andes en la edición dominical del 22 de este mes, a través de una nota del periodista Federico Fayad, ahora viene una etapa de gran responsabilidad para el Estado provincial porque haber conseguido la declaración de la Unesco es una carga muy fuerte para Mendoza. Implica actuar, cuidar y desarrollar este sendero incaico con mucha responsabilidad y determinación, como han hecho otros lugares del mundo que recibieron calificaciones similares de Naciones Unidas.

El proceso fue importante, sumó muchas voluntades de nuestras provincias andinas (7) y nacionales, como también de 6 países andinos. 

Se trabajó con rigor científico, con la participación de las comunidades más relacionadas con los bienes a declarar y las tareas de más de una década dieron resultado, incluso con respecto a las categorías patrimoniales en las que el sistema quedó inserto en la lista del Patrimonio Mundial.

El arqueólogo mendocino J. Roberto Bárcena tuvo a su cargo la coordinación nacional arqueológica, que le fue ofrecida por la Secretaría de Cultura de la Nación y que permitió estructurar el registro inicial de tramos y sitios propuestos por las provincias que, con el tiempo, fue ajustándose y contando con la orientación de profesionales de la Unesco, expertos en los requisitos de estas declaraciones. 

En muchos casos, y especialmente en el argentino, jugó a favor la larga e importante tradición de estudios de caminos y sitios incaicos. En Mendoza, desde el principio, se dispuso de buenas condiciones para desarrollar la cuestión, por los estudios científicos existentes y la predisposición de las sucesivas autoridades en apoyar la candidatura.

Se disponía de antecedentes importantes, como un decreto del ex gobernador José Octavio Bordón, que estableció que los tambos, el camino incaico y los grabados rupestres del noroeste de Mendoza, quedaban bajo protección como patrimonio histórico provincial.

La Municipalidad de Las Heras apoyó asimismo en esa época impulsando una ordenanza al respecto. Igualmente, en varias oportunidades se obtuvo apoyos provinciales y municipales con los que se pudo avanzar en la investigación y acciones concretas, poniendo en valor Tambillos y Ranchillos, incluso el cerro Tunduqueral (en este caso se sumó el apoyo nacional y más tarde el de la producción de la película “Siete años en el Tibet”, a la que se le controlaban las locaciones de filmación).

Todo esto fue hecho desde el Conicet y la UNCuyo, con mucho esfuerzo para las personas involucradas en la tarea. Asimismo debe destacarse la buena acogida en estas labores de vecinos de Uspallata y particularmente de los propietarios de las estancias por donde pasa el Camino Inca: Yalguaraz (en aquellos tiempos propiedad de los Antolín) y Tambillos (de la familia Zapata, que permitió poner en valor el tambo, situado en terrenos que le son propios).

Hasta aquí podemos decir que a nivel nacional y provincial se contó con base científica, compromisos gubernamentales y predisposición general positiva de las comunidades involucradas.

Con esto y la labor de muchos se arribó a buen fin: ahora comienza el desafío de la preservación efectiva, conservación y la valorización cultural adecuada. Entre muchos otros puntos, se debe procurar la concientización y el compromiso de la población sobre el patrimonio cultural en general y en particular sobre los bienes de origen inca, ampliándose el conocimiento general al respecto.

Deben fundarse planes de manejo pertinentes, sobre base científica y que contemplen los usos del patrimonio. Debe orientarse el interés general sobre el particular con respecto a los emprendimientos económicos que se generen; debe establecerse legislación ad hoc y presupuesto para sostener el proyecto.


Fuente: Diario Los Andes