Noticias

El Conicet y su liderazgo en ciencia

Según el ranking SCImago, que mide las instituciones y universidades que se centran en la investigación a nivel mundial, el Conicet es la institución científica de mayor prestigio en América Latina. Afirman que este paso se logró, entre otros méritos, por la fuerte vinculación internacional del organismo.

Compartir en redes sociales
14 de agosto de 2017

Vamos a referirnos al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), un ente autárquico del Estado nacional en el ámbito de acción del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Creado en febrero de 1958, su misión es la promoción y ejecución de actividades científicas y tecnológicas en todo el territorio nacional y en las distintas áreas del conocimiento.

La provincia cuenta con una base de esta destacada institución, que funciona en el Parque General San Martín bajo la denominación de Centro Científico Tecnológico-Conicet Mendoza (ex Cricyt), donde se han producido innumerables investigaciones, muchas de las cuales significaron avances que han beneficiado al habitante de la región Cuyo, con referencia al hábitat, el clima, los recursos naturales, la protección de la naturaleza, la salud y la promoción humana, sólo por citar un renglón de temas.  

La buena noticia para el Consejo Nacional y los hombres y mujeres que lo integran es que ha sido considerada una de las organizaciones científicas más prestigiosas de América Latina, según lo ha determinado el exigente Ranking SCImago, que es un sistema internacional que mide las instituciones y universidades centradas en la investigación en el mundo.

Es así que Conicet subió 62 posiciones respecto de 2016 y alcanzó el puesto 158 en la referida clasificación. Primera se ubica la Academia de Ciencias de China, seguida por el Centro de Investigaciones Científicas de Francia.

La posición lograda por el Conicet es histórica: en 2009 ocupaba el puesto 399 y fue creciendo hasta el lugar 220 el año pasado y en 2017 llegó a ubicarse como la segunda mejor institución de América Latina, detrás de la Universidad de San Pablo (Brasil,71), y la primera entre los organismos gubernamentales de la región.

El prestigioso ranking, que comprendió alrededor de cinco mil entidades, también refleja que el Conicet sigue siendo la mejor institución del país, seguida por la Universidad de Buenos Aires que escaló al puesto 425, y las universidades nacionales del Litoral (543), de La Plata (553) y de Rosario (563).

El vicepresidente del Centro Científico Tecnológico CCT-Mendoza, doctor Fidel A. Roig, sostuvo que la obtención de este reconocimiento se debe al “esfuerzo de toda la comunidad científica argentina y a la política de vinculación internacional con otras instituciones científicas, ya que la conectividad con el mundo, por parte del Conicet, es muy fluida”. Pero el mismo investigador advierte que el sector no puede dormirse en los laureles y si se quiere seguir creciendo debe afrontar los problemas de presupuesto y sincerar los números. 

Frente a muchos temas banales que en nada benefician a la sociedad y al dispendio de partidas presupuestarias en asuntos que no mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, el estímulo a la ciencia y a quienes la practican debería ser uno de los vértices de las plataformas de los partidos políticos.

Al valorizar este logro de la ciencia nacional, retomamos la advertencia formulada por el doctor Daniel Ciocca, en una reciente nota en este diario: “Es una pena que la sociedad latinoamericana se haya acostumbrado a esperar que los nuevos avances científicos y tecnológicos vengan de los países desarrollados más que de sus propios científicos. Demasiadas mentes jóvenes brillantes continúan su éxodo de América Latina para los países desarrollados (drenaje de cerebros), donde son muy exitosos. Sin embargo, todavía tenemos muchos jóvenes graduados que desean hacer una carrera en ciencias y contribuir a la sociedad latinoamericana. Los gobiernos deben mejorar la situación de la ciencia por el bien de estos jóvenes graduados que representan el futuro intelectual y económico de sus países”.


Fuente: Diario Los Andes