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Ciencia para reconstruir la memoria urbana

Investigadores del CONICET desarrollaron un método que permite mejorar la conservación de monumentos en la región de Cuyo.

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28 de noviembre de 2014

El área metropolitana de la ciudad de Mendoza cuenta con 1.200 edificios históricos de gran valor patrimonial, un tercio de los cuales son parcial o totalmente de adobe, tapia o quincha. Científicos del CONICET relevaron estos bienes y detectaron que el 96 por ciento se encuentran afectados por humedad ascendente desde la subestructura. Para preservar estas construcciones y mejorar su restauración, los investigadores desarrollaron un dispositivo y un método para medir la absorción capilar de agua en materiales comúnmente usados en edificaciones tradicionales, históricas y ecológicas.

Silvia Cirvini, investigadora principal del CONICET en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CONICET) explica que la humedad por ascensión capilar es una patología recurrente que se agrava por la actividad sísmica de la región, que debilita los muros y aumenta el riesgo de colapso de las construcciones.

El equipo de Cirvini desarrolló dos productos: un dispositivo y un procedimiento de ensayo. El primero consiste básicamente en un sistema para medir la absorción capilar en probetas de material disgregable -tierra- en presencia de agua. Los ensayos consistieron en depositar las probetas sobre piedra pómez – una piedra porosa de origen volcánico – parcialmente sumergida en agua limpia a nivel constante. Luego, a intervalos regulares se determinó el incremento de peso de la probeta y la disminución de agua en el tanque.

“El procedimiento radica en registrar en sucesivos pesajes el incremento de humedad que va surgiendo. Al ser probetas de tierra, cuando se colocan en contacto con la humedad se produce un cambio de coloración de pardo claro a pardo oscuro muy fácil de distinguir. Una secuencia fotográfica de esto permite determinar con simples cálculos aritméticos, la velocidad de ascenso capilar, la variación del agua absorbida y del agua drenada-evaporada, el contenido de humedad y la tasa de secado”, explica José Gómez Voltán, profesional principal del CONICET en el INCIHUSA y responsable del área experimental y técnica del desarrollo.

Este dispositivo fue diseñado para materiales que se desmenuzan en contacto directo con agua y constituye un aporte respecto a otras tecnologías semejantes que simplemente se limitan a la absorción superficial de agua en el material y no al proceso de ascenso capilar en sí. Asimismo, la sencillez, rapidez y bajo costo económico del procedimiento posibilitarían su difusión en los países donde se emplean estos materiales constructivos.

“En los edificios antiguos no se pueden hacer estudios destructivos como romper una pared para ver cómo está, hay que evaluar la humedad mediante ensayos con pequeñas muestras y con un método que no empeore su situación. Este desarrollo es fácilmente replicable, se puede aplicar a monumentos de tierra sin cocer, muy comunes el Noroeste argentino y Bolivia. Se puede hacer en cualquier laboratorio sencillo de Latinoamérica para evaluar la humedad y la gravedad del estado del muro, cómo sube y cómo responde”, agrega Cirvini.

Por su parte, Gómez Voltán aclara que la construcción en tierra se hace de una manera muy pragmática, con poca ciencia detrás por lo que esta herramienta económica, de fácil acceso y operación es una propuesta válida para generar un estándar de construcción. Se podrían establecer valores máximos de velocidad de ascenso capilar por encima de los cuales no sería admisible hacer edificaciones con ese tipo de material o técnica.

El dispositivo y el método para medir absorción capilar de agua en materiales disgregables permiten establecer grados de vulnerabilidad y deterioro morfológico y estructural con el fin de mejorar sistemas constructivos para la rehabilitación estructural de edificios patrimoniales sin poner en riesgo los bienes. En este sentido, también es útil para optimizar las construcciones nuevas en adobe o tapia porque permite adelantarse al problema y determinar el estado de humedad-deterioro y evaluar la capacidad mecánica de un muro de tierra para hacer mejores mezclas de materiales a la hora de edificar.

“La edificación en adobe requiere permanente mantenimiento y el sector económico de la población que habita estas construcciones no tiene capacidad económica para hacer frente a ese costo. Esto puede provocar colapsos totales o parciales en épocas de grandes lluvias, dado que los muros tienen un tenor de humedad permanente y el incremento extra de una tormenta es suficiente para que su capacidad portante disminuya a cero”, advierte el ingeniero.


Fuente: comunicación CONICET