Ciencias Sociales y Humanidades

Realizaron un estudio para conocer la situación de los hogares y la población inquilina de Mendoza

Investigadoras del INAHE llevaron a cabo un relevamiento para actualizar los datos sobre la realidad del inquilinato en el Área Metropolitana de la provincia.

Compartir en redes sociales
5 de enero de 2024

Foto gentileza Investigadora

La “inquilinización” es un fenómeno que ocurre en la Argentina desde finales de los años noventa y consiste en el crecimiento acelerado de hogares inquilinos a la par del decrecimiento de hogares propietarios. Este proceso es acompañado por una concentración habitacional en las zonas centrales de las ciudades lo que provoca densificación urbana y mayor sedimentación en la oferta de viviendas.

La provincia no es ajena a esta situación y, hasta el momento, no existían informes sobre esta problemática. Por este motivo, un equipo de investigadoras del CONICET pertenecientes a la línea de Hábitat Social Sustentable del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE-CONICET) realizó un relevamiento sobre las condiciones sociohabitacionales de los hogares inquilinos y el fenómeno de la “inquilinización” en el Área Metropolitana de Mendoza.

El proyecto comenzó en 2021, durante la pandemia de COVID19, evaluando las causas de los desalojos, ocurridos en esta época, y los dispositivos legales y estatales para la protección de las familias. Ese mismo año realizaron una primera encuesta digital para conocer la situación de los hogares inquilinos.

“Este trabajo comenzó porque veíamos que no había datos ni hay abordajes estatales sobre la situación sociohabitacional de la provincia. No existía información sobre como: ´¿cuántos inquilinos somos?´, por ejemplo. Por eso empezamos a hacer las encuestas. En base a eso comenzamos a construir datos y a realizar una trazabilidad”, comenta Virginia Miranda Gassull, coordinadora del proyecto.

Esta primera encuesta arrojó que el fenómeno de inquilinización es mayor en los departamentos de Ciudad, Godoy Cruz y Guaymallén. Por otro lado, los datos indicaron que el alquiler representaba entre un 30% a 50% de los salarios declarados por hogar. Además, se manifestaron problemáticas como: dificultades a la hora de alquilar, dificultad para renovar los contratos y desacuerdos con el rol de las inmobiliarias y dueños directos.

“Una de las cosas que observamos con ese relevamiento es que había movimientos de inquilinos organizados. La pandemia fue durísima, sobre todo para la clase trabajadora. Nosotras tomamos conocimiento de que hubieron al menos cuatro organizaciones inquilinas que luego observamos que disminuyeron su presencia, lo cual es lógico pensando en el contexto que se estaba atravesando. Estas organizaciones fueron muy importantes porque sirvieron para visibilizar la temática y asesorar. En nuestro caso, logramos que la encuesta fuera declarada de interés por la Legislatura de Mendoza y eso funciona como herramienta de lucha para poner el tema en agenda”, dice la investigadora.

En 2023, el equipo de investigación llevó a cabo una segunda consulta con el objetivo de actualizar los datos e incorporar nuevas preguntas, entre ellas, sobre la situación del inquilinato en los barrios populares.

Los datos preliminares de esta segunda encuesta, ya que la misma cerró el 31 de octubre y aún está en proceso de sistematización y análisis por parte de las investigadoras, indican que hay un crecimiento de la población no propietaria principalmente en los departamentos de Ciudad y Godoy Cruz, lo que, según pone de manifiesto el relevamiento, confirma el proceso de inquilinización en la provincia.

Además, se observó que el 43% de las personas encuestadas alquila hace más de 10 años, que en su gran mayoría son mujeres de entre 26 a 45 años, jefas de hogar y con trabajo registrado. Solo un 37% de los hogares consultados manifestó que el contrato cumplía con la Ley 27.551 de Alquileres. También se observó que gran parte de los alquileres se realiza mediante dueño directo y no por inmobiliaria.

Con respecto a los valores, los alquileres significan entre uno a dos salarios mínimo, vital y móvil (SMVM). “De nuestra muestra, el 35% de las respuestas indicó que destinan más del 40% del salario al pago del alquiler, y lo que sumamos en esta última encuesta es el endeudamiento de las familias que nos dio altísimo: siete de cada diez hogares inquilinos se endeuda por distintas razones: para pagar servicios o pagar electrodomésticos o tecnologías, dos de cada de cinco se endeuda para pagar el alquiler”, indica Florencia Ginestar, becaria doctoral e integrante del estudio.

Una problemática que se detectó a través de este segundo estudio es que en Mendoza hay una gran oferta de alquileres temporales para turismo y que las viviendas pertenecen al mismo parque habitacional. Además, el valor de dichos alquileres es cincuenta por ciento más alto que el de los destinados a hábitat permanente.

“Ha habido una limitación de la oferta de viviendas en alquiler que han pasado a la compra-venta o al alquiler temporario. Nosotras tomamos en cuenta, como muestra, lo que está publicado en los portales inmobiliarios: precios, tipos de vivienda, cantidad, y lo que observamos es que en las zonas de mayor demanda hay el doble de propiedades dispuestas para alquiler temporal, por ejemplo en Chacras de Coria, es mucho más la oferta de temporario”, agrega Miranda Gassull.

Otro aspecto que se tuvo en cuenta en este último relevamiento fue el relacionado al malestar de las personas que alquilan, principalmente el estrés, y las respuestas indican que la condición de ser inquilino afecta, principalmente, la capacidad de ahorro y que, a su vez, eso repercute en la posibilidad de acceso a una vivienda propia y en las opciones de proyectar a futuro. Además, más del 65% de los y las encuestadas indicó sentirse discriminado o discriminada por tener infancias, mascotas, por su condición laboral, de género, entre otras.

“Es importante poder tener datos propios de Mendoza y entender la complejidad del tema porque hay una diversidad de hogares inquilinos que están diferenciados según donde se localizan, según a qué estrato social pertenecen los ocupantes, qué oportunidad tienen de acceso a créditos. Y después poder hacer una comparación con el resto de las ciudades del país y realizar lecturas propias y lecturas macro del acceso al hábitat desde el formato del alquiler”, concluye la investigadora.