La velocidad de los glaciares
Realizamos el primer mapa de velocidad superficial de los glaciares del Monte Tronador, medirla es fundamental para comprender su funcionamiento y respuesta frente cambio climático.
El Monte Tronador (3475m) es un extinto estratovolcán ubicado en la frontera entre Argentina y Chile. Por la espectacularidad de sus glaciares es uno de los atractivos turísticos más importantes de los parques nacionales Nahuel Huapi en Argentina y Vicente Pérez Rosales en Chile. Sus laderas están cubiertas por 11 glaciares de valle y montaña, que cubren una superficie total de un poco más de 60 km2, lo que lo convierte en una de las zonas con mayor concentración de hielo de los Andes del Norte de la Patagonia. En el sector argentino se encuentran los glaciares Frías, Alerce, Castaño Overa y Manso/Ventisquero Negro.
Los glaciares del Monte Tronador han sido estudiados por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-Provincia de Mendoza-UNCu) desde finales de la década del ’70. En un trabajo recientemente publicado en el Journal of Glaciology, junto a los investigadores del Instituto Mariano Masiokas, Pierre Pitte y Ricardo Villalba, en colaboración con Etienne Berthier de la Universidad de Toulosse, Francia, presentamos el primer mapa de velocidad superficial de todos los glaciares de este Monte.
Medir la velocidad de los glaciares es fundamental para comprender el funcionamiento de los mismos, y por lo tanto su respuesta al cambio climático. Éste estudio, junto con otros que venimos realizando en el marco del Inventario Nacional de Glaciares de Argentina, nos permitirá conocer con mayor precisión como están siendo afectados estos glaciares a los cambios climático.
Gracias a una técnica conocida como correlación cruzada de imágenes, con la ayuda un algoritmo matemático se puede reconocer el desplazamiento de objetos al comparar dos imágenes de fechas diferentes. Así pudimos calcular la velocidad superficial y su variación estacional de todos los glaciares del Monte Tronador para el año 2012. Esta es la primera vez que se obtienen velocidades superficiales para estos glaciares. También es la primera vez que se utilizan imágenes satelitales de alta resolución del satélite Pléiades para el estudio de la velocidad superficial de los glaciares, lo que también constituye un gran logro para el IANIGLA.
Se realizaron mapas de velocidad superficial mensuales de los glaciares Monte Tronador entre marzo y junio de 2012. Estos glaciares siguen un patrón de flujo radial desde la cumbre del Monte Tronador (un rasgo heredado de su pasado como volcán), con velocidades superficiales máximas de 390 metros anuales en las zonas de mayor pendiente. Se pudo constatar que mientras que algunos de los glaciares cubiertos (por detritos) en la parte chilena -Verde y Casa Pangue- se encuentran casi sin movimiento, el glaciar Ventisquero Negro en la parte argentina, otro glaciar cubierto, muestra una aceleración en la parte delantera debido al proceso de desprendimiento de témpanos en su lago proglacial – lago que deriva de la fusión de un glaciar-.
Una de los resultados más importantes es que se observa un contraste en la variación estacional de la velocidad entre los glaciares que están a cotas más elevadas y aquellos que desciende por debajo de los 1500 metros. Los glaciares de cotas más bajas muestran un aumento de velocidad en el comienzo del otoño, mientras que aquellos que se encuentran a mayor elevación, muestran una disminución en la velocidad. Este comportamiento diferente, está relacionado con lo que sucede en la base del glaciar.
Los glaciares se mueven, en general, por dos mecanismos básicos: el primero, que se da en todos los tipos de glaciares, es la deformación interna. El hielo es plástico y es por ello que gracias al efecto de la gravedad los glaciares se deforman como un río muy viscoso. El segundo mecanismo está asociado a lo que sucede en la base de los glaciares y solo se da en aquellos que tienen agua líquida en la base. Si en el contacto entre el hielo y el sustrato rocoso existe agua líquida, el glaciar puede deslizarse (patinar) sobre el sustrato. La cantidad y presión de agua que exista en la base controla en parte las variaciones de la velocidad superficial de los glaciares. Esto último, es justamente lo que pensamos que está generando este comportamiento diferente entre los glaciares que están a baja altura y los que se encuentran a mayor altura.
En los glaciares de baja altura, asociados a eventos de lluvia durante el otoño, aumenta la entrada de agua a la base del glaciar, lo que genera una mayor lubricación favoreciendo un aumento de la velocidad. En cambio a mayor altura, debido a las bajas temperaturas, esas mismas tormentas caen en forma de nieve y a su vez se produce una disminución en la producción de agua de deshielo, en consecuencia se produce una disminución en el ingreso de agua a la base del glaciar, lo que genera un disminución del efecto de lubricación y por ende una menor velocidad superficial.
Por Lucas Ruíz – Investigador Asistente IANIGLA
Fuente: Prensa CONICET