CCT Mendoza

La promoción de comportamientos saludables en los años escolares

En la infancia, los primeros años de vida y, posteriormente, los años escolares, son etapas cruciales en el desarrollo cognitivo, afectivo y social. Una relación familiar afectuosa es fundamental para el aprendizaje de diferentes habilidades para la vida

Compartir en redes sociales
21 de enero de 2013

El desarrollo de las funciones cognitivas, afectivas y sociales en escolares de Mendoza y su importancia sobre la salud mental infantil, es una de las temáticas abordadas por el Grupo de Psicología Evolutiva y Educacional, dependiente del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (Incihusa-Conicet Mendoza), con sede en el Centro Científico Tecnológico Mendoza, en colaboración con la Facultad de Psicología de la Universidad del Aconcagua.

Estas investigaciones tienen el propósito de contribuir al desarrollo de competencias socio-cognitivas y afectivas que promuevan comportamientos saludables y funcionales en la infancia. Las temáticas en las cuales trabajamos se focalizan en el estudio de las funciones socio-cognitivas y su influencia sobre el rendimiento escolar; la promoción de factores de resiliencia en niños en riesgo por maltrato infantil y la dinámica vincular entre pares: vínculos de amistad, aceptación y rechazo entre los niños.

La promoción de la salud es el conjunto de actuaciones encaminadas a la protección, mantenimiento y acrecentamiento de la salud y, a nivel operativo, al conjunto de actuaciones relacionadas con el diseño, elaboración, aplicación y evaluación de programas y actividades encaminadas a la educación, protección mantenimiento y acrecentamiento de la salud, tanto de individuos, grupos o comunidades.

El campo de la neuropsicología del desarrollo, los aportes de los modelos contextuales-ecológicos y los enfoques de la salutogénesis (el término describe un enfoque centrado en los factores humanos que apoyan la salud y el bienestar) sustentan nuestras investigaciones.

Brevemente se explicará qué se entiende por cada uno de estos aspectos. En relación con la neuropsicología del desarrollo, es una especialidad dentro de la Neuropsicología que estudia el cerebro en desarrollo y su expresión a través del comportamiento, tanto en los niños/as y adolescentes con alguna disfunción o lesión cerebral como en aquellos que no la presentan. Vale decir, analiza los cambios evolutivos producidos dentro del sistema nervioso infantil y su repercusión sobre diversas funciones cognitivas y afectivas tales como la atención, memoria, lenguaje y emoción. Se destacan los primeros años de vida y, posteriormente, los años escolares como las etapas cruciales para el desarrollo cognitivo y socio-afectivo.

Historia y cultura

Una de las contribuciones importantes de la Neuropsicología fue demostrar el papel fundamental de la experiencia y la estimulación ambiental sobre el desarrollo cognitivo y socioafectivo en la infancia, aspecto central de los modelos contextuales-ecológicos sobre el desarrollo infantil. Un pionero en manifestar la importancia de los factores socio-históricos-culturales fue Lev Vygotsky. La idea eje fue entender que el desarrollo del individuo no puede entenderse al margen del mundo social. Más aun, el desarrollo no es simplemente consecuencia de la maduración biológica ni de las interacciones entre personas de su mismo ambiente, sino que el desarrollo humano está intrínsecamente unido a la historia y a la cultura de un pueblo. Es decir, los niños experimentan las actividades cognitivas y afectivas en las interacciones sociales y las van haciendo propias (“interiorizando”) en forma progresiva. En estos intercambios socio-culturales el niño y el adulto trabajan en forma conjunta, siendo éste mediador y modelo.

En relación a las particularidades que le ofrece cada contexto de interacción social, el niño recurrirá a diferentes estrategias y habilidades para afrontar los desafíos de las diversas experiencias interpersonales. De este modo, contextos de interacción que representen para el niño una fuente de confianza, seguridad y calidez afectiva posibilitarán un mejor desarrollo de la autoestima y de habilidades sociales y cognitivas y de la autonomía personal y capacidad de aprendizaje, factores promotores de un desarrollo infantil saludable y considerados pilares del proceso de resiliencia (capacidad de los sujetos de sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas).

Por el contrario, en contextos socialmente vulnerables existen circunstancias en los que un niño por su situación familiar y/o social y/o económica es más propenso a presentar factores de riesgo para su desarrollo. Estas circunstancias suelen estar asociadas a dificultades en el acceso a recursos no sólo económicos sino también vinculares (fallas en las redes de apoyo), condiciones que pueden generar un mayor nivel de estrés social y predisponer a situaciones de negligencia o de violencia. Este aspecto interfiere en las modalidades de resolver situaciones interpersonales cotidianas asociadas con el desarrollo de sentimientos de ineficacia e inseguridad, perseverancia en plantear soluciones negativas y dificultad para identificar estados emocionales.

La realidad social

Es muy importante la existencia de una relación familiar afectuosa, al menos con un cuidador primario, y la posibilidad de contar con una red de apoyo familiar y de otros adultos significativos para el niño, quienes puedan transmitirles diferentes habilidades y resaltar sus recursos cognitivos y afectivos.

La salud mental en la infancia, y desde la perspectiva del desarrollo salugénico, se define como la capacidad de alcanzar y mantener un óptimo bienestar y funcionamiento psicológico. Esta conceptualización debe entenderse a la luz de las particularidades y parámetros histórico-culturales de una sociedad. La realidad social que se vive cotidianamente y en América Latina es compleja, cambiante y no equitativa. Sabemos que la infancia es considerada el período en el cual se adquieren, a través del aprendizaje, la mayoría de las competencias para un funcional y saludable desarrollo. La salud mental de los niños/as incluye el sentido y desarrollo de la propia identidad y de la autoestima, la calidad de los vínculos forjados entre la familia y los pares, y la habilidad para aprender.

Por: Mirta Ison, Grabriela Morelato y Carolina Greco Investigadoras del Instituto de Ciencias Humanas y Ambientales – Incihusa-Conicet Mendoza.

Fuente: www.losandes.com.ar