VINCULACIÓN Y TRANSFERENCIA

Impulsan un proyecto enfocado en reutilizar residuos agroindustriales para el cultivo de hongos comestibles

La investigación busca identificar qué combinaciones de desechos de la industria agrícola resultan más eficaces para la producción de gírgolas.

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10 de junio de 2025

El equipo de investigadoras junto a integrantes de la empresa. Gentileza investigadoras.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la empresa Fungus Conexión Simbiótica S.A.S. celebraron un convenio de colaboración para llevar a cabo un proyecto que tiene como objetivo explorar el uso de residuos agroindustriales como sustrato para el cultivo del hongo Pleurotus ostreatus, conocido comúnmente como gírgola.

La iniciativa es liderada por las investigadoras del CONICET en el Grupo de Química Verde y Sanidad Vegetal del Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM, CONICET-UNCUYO), Magdalena Espino, María de los Ángeles Fernández y Joana Boiteux, quienes se encargarán del diseño de los sustratos experimentales y de la caracterización química y morfológica de las gírgolas. Por parte de la empresa, los especialistas Matías Suárez, Juan Pablo Giol y Guillermo Navarro Sanz aportarán su experiencia en el cultivo, inoculación e incubación de los hongos.

“Este convenio busca identificar qué combinaciones de subproductos agroindustriales resultan más eficaces para el cultivo de gírgolas, considerando tanto el crecimiento del hongo como la calidad química del producto final”, comenta Espino. Según la científica, mediante el análisis de los cuerpos fructíferos obtenidos en diferentes sustratos se podrán detectar posibles diferencias en su composición química que podrían ser aprovechadas para generar productos con propiedades funcionales o nutricionales específicas.

“Además del valor científico y técnico del estudio, este proyecto tiene importantes implicancias para la producción regional. Por un lado, los productores de hongos podrían acceder a insumos más económicos y sustentables, al reutilizar residuos locales. Esto no solo contribuiría a reducir los costos de producción, sino que también impulsaría prácticas más respetuosas con el ambiente, alineadas con los principios de la economía circular. Por otro lado, como grupo de investigación podremos fortalecer nuestra línea de trabajo en revalorización de residuos y biotecnología aplicada, generando conocimientos que servirán de base para futuros desarrollos”, explica Fernández.

En relación al vínculo entre el sector científico y el socio-productivo, Boiteux destacó: “En contextos donde la innovación es clave para responder a desafíos ambientales, económicos y sociales, la colaboración entre la ciencia y el sector productivo se vuelve esencial para generar soluciones aplicadas, sostenibles y con impacto directo en la comunidad. La sinergia entre ambos sectores hace posible un desarrollo que no solo es tecnológicamente avanzado, sino también social y ambientalmente responsable”.