CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Estudian el impacto de la iluminación natural en guardias hospitalarias

La investigación tiene como objetivo identificar los efectos positivos y negativos de la luz sobre el desempeño, el confort visual y el bienestar del personal de la salud.

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6 de mayo de 2025

Valeria Paviglianiti realizando pruebas en el Luzlab 360° del INAHE.

Las guardias hospitalarias constituyen sectores clave del sistema de salud, con una demanda asistencial elevada y un ingreso continuo de pacientes. En este contexto, los equipos sanitarios deben tomar decisiones clínicas rápidas y precisas ante situaciones urgentes, lo que convierte a estos servicios en entornos de alta exigencia operativa y profesional.

Valeria Paviglianiti, becaria doctoral del CONICET en el Grupo de Iluminación Sustentable del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE-CONICET), estudia la iluminación natural en entornos hospitalarios. La investigación tiene como objetivo identificar sus efectos positivos y negativos sobre el desempeño, el confort visual y la salud del personal de salud, en particular en el ritmo circadiano, un proceso natural que regula los cambios físicos, mentales y de comportamiento que ocurren en el cuerpo en un ciclo de veinticuatro horas.

“La iluminación cumple una función clave en la vida y el bienestar de las personas, ya que influye en las funciones visuales y biológicas del organismo. Estos efectos comenzaron a estudiarse con mayor profundidad a partir del año 2000 desde el descubrimiento en la retina de las células ganglionares, un grupo de neuronas sensibles a la luz (ipRGC) que envían señales a diversas regiones del cerebro y desencadenan múltiples efectos biológicos a partir de la exposición a la luz”, comenta Paviglianiti, quien realiza su tesis doctoral bajo la dirección de la investigadora, Andrea Pattini, y el investigador, Roberto Rodríguez. 

Según la especialista, el sistema circadiano es especialmente sensible a la luz azul (480 nanómetros). Durante la mañana estimula el estado de alerta y favorece el despertar, pero por la tarde y la noche puede inhibir la melatonina, hormona relacionada con el descanso. La luz natural proporciona la intensidad, el espectro y la duración adecuados en el momento justo del día, es el principal sincronizador del ritmo circadiano. “Nuestra hipótesis es que la exposición a la luz natural podría beneficiar de múltiples maneras al público de los hospitales. Por ejemplo, en algunos estudios se ha demostrado que, en los pacientes, puede acelerar la recuperación y reducir el uso de analgésicos, y en el personal de salud mejora la satisfacción laboral, reduce el estrés y facilita la revisión de los pacientes, por lo que es fundamental integrar la luz natural en el diseño de los espacios”, destaca la científica.

El estudio relevó siete consultorios de guardia gineco-obstétricos del Área Metropolitana de Mendoza y seleccionó cuatro con diferentes condiciones lumínicas para analizar la cantidad y calidad de la luz en el entorno de trabajo a lo largo del año, durante equinoccios y solsticios. “El personal de salud participó mediante la realización de tests de agudeza visual, deslumbramiento, somnolencia y percepción de confort visual. Además, para medir el estímulo circadiano, se utilizó un dispositivo portátil que registraba la cantidad de luz y las intensidades de las longitudes de onda en los canales rojo, verde y azul del espectro visible”, comenta la especialista, quien agrega que los datos preliminares muestran que la iluminación natural en los consultorios estudiados no alcanza los estándares internacionales, lo que señala la necesidad de repensar el diseño de estos espacios. 

Por otra parte, más allá del ámbito hospitalario, Paviglianiti destaca la importancia de la luz natural en la vida cotidiana. Recomienda exponerse por la mañana, al menos treinta minutos, trabajar cerca de ventanas, usar luces frías durante el día y cálidas por la noche, y filtrar la luz azul en dispositivos electrónicos para cuidar la salud del ritmo sueño-vigilia. El trabajo aporta herramientas para diseñar entornos saludables, seguros y sostenibles, y subraya que la calidad de la iluminación es tan relevante como la alimentación o la actividad física para el bienestar general.