Encuentran vestigios de la dieta de un caimán gigante que vivió en la Amazonia peruana
Los datos surgen del estudio de restos fósiles de un perezoso terrestre y una tortuga gigante.
Hace trece millones de años, América del Sur era un continente isla donde cohabitaban todos tipos de animales. Sin embargo, son pocos y recientes los estudios que abordan la vida de las formas que poblaron lo que hoy conocemos como selva Amazónica.
En un trabajo publicado hoy en la revista Biology Letters, un equipo internacional de científicos encontró evidencias del choque entre dos animales gigantes que habitaron la Tierra durante el Mioceno medio (~16-11.6 millones de años) y que otorga información inédita sobre la alimentación del Purussaurus, el depredador continental más grande que habitó la tierra luego de la extinción de los dinosaurios.
“En 2004 participé de una misión multidisciplinaria en el río Napo desde Ecuador hasta Perú. En proximidades de la ciudad de Iquitos, a la vera del río, encontramos un yacimiento nuevo donde había abundantes restos fósiles de mamíferos terrestres, reptiles y peces de aproximadamente trece millones de años. Dentro de los especímenes hallados encontramos una tibia de un perezoso gigante que presentaba cuarenta y seis marcas de dientes”, cuenta François Pujos, investigador independiente del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob. Mza.), uno de los autores del trabajo.
Reconstrucción hipotética de un Purussaurus adulto. Autor: Rodolfo Salas Gismondi. Foto: P. Baby (IRD)
Las características anatómicas de la pieza permitió a los investigadores adjudicarla a un mamífero del género Pseudoprepotherium, perezoso terrestre de la familia Mylodontidae, que habitó lo que hoy es Brasil, Colombia, Venezuela y Perú. “Medidas realizadas sobre la tibia nos permitieron evaluar el peso del animal en 78,5 kilos; o sea, como un capibara adulto de hoy en día”, detalla el investigador.
Durante el Mioceno medio, América del Sur estaba separada de los otros continentes y la mayor parte de la Amazonia estaba ocupada por un inmenso ambiente tipo humedal con cientos de islas, conocido como sistema Pebas. Allí, convivían animales acuáticos y terrestres, sobre todo mamíferos, cocodrilos, tortugas y peces. Sobre la base de esa información, los investigadores debían descifrar cuál era el animal autor de las marcas de dientes.
“Las marcas en la tibia no eran de dientes de mamífero. Son redondas y tienen claramente forma de dientes de cocodrilo. Gracias a un largo trabajo de comparaciones, y a los conocimientos de mi colega Rodolfo Salas, curador del Museo de Historia Natural de Lima y especialista en cocodrilos amazónicos actuales y fósiles, pudimos reconocer que las marcas habían sido realizadas sin dudas por el caimán gigante Purussaurus, una de las siete especies de cocodrilos que habitaron esta área del sistema Pebas durante el Mioceno medio y cuyos especímenes más grandes pesaban alrededor de cinco toneladas y alcanzaban los diez o doce metros de largo sea, el tamaño de un autobús”, relata el científico.
Los investigadores sabían que la mordida de un animal tan grande hubiese destrozado por completo el esqueleto de un mamífero de ese tamaño, por lo que buscaron una alternativa para explicar la conservación de las marcas: “Era claro que un caimán gigante había comido por completo a un perezoso, pero si pensamos que la fuerza de la mordedura del Purussaurus es cuatro veces más fuerte que la del mayor cocodrilo actual, que es de una tonelada y media de presión, no quedaría nada. Entonces estábamos seguros de que se trataba de un animal chico y probablemente joven. Por el tamaño de la mordida, evaluamos que el cráneo del caimán tenía unos sesenta centímetros aproximadamente, lo que correspondería a un gran caimán negro adulto, de cerca de cuatro metros, como los que viven hoy en día en la Amazonia”, describe el científico.
La forma y la organización de las marcas en la tibia sugieren que el reptil atacó al perezoso cuando estaba vivo, probablemente desde el agua, como actúan en la actualidad los cocodrilos con sus presas. “Podríamos decir que el Purussaurus “adolescente”, en su búsqueda para alimentarse, tuvo la oportunidad de atacar a un perezoso gigante”.
Maxilar de un Purussaurus adulto. Foto: C. Andrés Ruzo (NGS)
El estudio no sólo describe el encuentro, sino que además otorga datos inéditos sobre la dieta de este reptil de la que, hasta la fecha, poco se conocía. En este trabajo, los autores presentan también un fósil de un caparazón de una tortuga amazónica (Podocnemis), contemporánea a la tibia de perezoso, que presenta una mordedura de sesenta centímetros hecha por un Purussaurus adulto. Los hallazgos sugieren que los adultos se alimentaban principalmente de tortugas, y los especímenes más jóvenes atacaban mamíferos como los perezosos gigantes y posiblemente ungulados nativos, que eran muy abundantes en esta época.
“Lo interesante es que por primera vez tenemos un registro fósil que muestra la depredación de un caimán gigante sobre un mamífero en América del Sur e información sobre la alimentación de especímenes adultos y jóvenes del depredador más grande que hubo en la Tierra después de los dinosaurios”, concluye el investigador.
Referencia bibliográfica: Pujos, F. & Salas-Gismondi, R. (2020). “Predation of the giant Miocene caiman Purussaurus on a mylodontid ground sloth in the wetlands of proto-Amazonia”. Biology Letters. DOI: doi.org/10.1098/rsbl.2020.0239
Sobre investigación:
– François Pujos, Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA)
– Rodolfo Salas-Gismondi, BioGeoCiencias Lab, Fac. de Ciencias y Filosofía, Lab. de Investigación y Desarrollo (LID), Centro de Investigación para el Desarrollo Integral y Sostenible (CIDIS), Universidad Cayetano Heredia. Departamento de Paleontología de Vertebrados, Museo de Historia Natural – Universidad Nacional Mayor de San Marcos.