¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando leemos?
Este fue el interrogante que el grupo de Lingüística y Neurobiología Experimental del Lenguaje trajo como disparador para sumergir a estudiantes de nivel secundario de la provincia en el estudio interdisciplinario del lenguaje como una capacidad cognitiva y social que ocupa el centro de la experiencia humana. A través de distintos experimentos, los investigadores buscaron fomentar una mirada de asombro, y también de crítica, a partir de fenómenos mentales que damos por sentados y que prácticamente pasan desapercibidos.
Por Camila Balter, Practicante en el Comité de Divulgación Científica del INCIHUSA.
El CCT CONICET Mendoza abre sus puertas dos martes al mes para que estudiantes de escuelas primarias y secundarias puedan aprender, debatir y preguntar todo sobre la producción del conocimiento científico y el desarrollo tecnológico en la provincia.
El pasado 28 de mayo, Alejandro Wainselboim, Ángel Tabullo y María Alejandra Celi, integrantes del grupo de Lingüística y Neurobiología Experimental del Lenguaje (LiNEL) del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CONICET), compartieron su trabajo con estudiantes de 3° y 4° año de nivel secundario y los desafiaron a realizar divertidas e interesantes actividades para experimentar el procesamiento cerebral del lenguaje. Durante más de dos horas, transmitieron su pasión y despertaron el interés en los jóvenes con una pregunta guía: ¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando leemos?
El encuentro comenzó con la presentación de distintas ilusiones ópticas provocadas por obras de arte callejero. El objetivo era demostrar que nuestro cerebro no toma “fotos” del mundo sino que aprovecha la experiencia para reconocer y encontrarle sentido a lo que vemos, escuchamos y sentimos. La información de los sentidos se integra y algunos predominan sobre otros, como por ejemplo la vista sobre el oído. Así, explicaron que la percepción es un fenómeno cerebral, y que justamente esto es lo que habilita a la manipulación y el engaño. No somos conscientes de todo lo que percibimos y el mundo no es exactamente como lo percibimos.
A continuación dieron inicio a más de una docena de experimentos vinculados con la atención y el procesamiento del lenguaje, entre otros. De este modo, los estudiantes pudieron vivenciar que el lenguaje implica no sólo significados sino también estructuras gramaticales compartidas que permiten la comunicación y la comprensión.
Mediante dos ejercicios que utilizan palabras inventadas, como el de aprendizaje de lenguajes artificiales de Saffran y el de Jabbermocky, los investigadores justificaron cómo, al procesar el lenguaje, y en particular la lectura, generamos en forma automática y constante predicciones sobre las palabras y estructuras que deberían aparecer a continuación ya que conforman una red de asociaciones que se activa automáticamente. El término “Jabberwocky” aparece en un poema de Lewis Carroll, y se utiliza para designar a este tipo experimentos. Julio Cortázar hizo algo similar en Rayuela, con la invención del idioma “gíglico”.
Gracias al registro electroencefalográfico, pudieron demostrar cómo los “errores” generan los mismos potenciales eléctricos tanto en lenguas naturales (“reales”) como artificiales a nivel cerebral.
Otra de las propuestas consistió en completar textos que tenían espacios en blanco con la primera palabra que se les ocurría, mientras todos juntos leían en voz alta. Resultados: la mayoría pronunció las mismas palabras en tiempo real, sin trabarse y sin realizar demasiado esfuerzo, a pesar de que era la primera vez que se enfrentaban al texto. De esta manera pudieron corroborar cómo el cerebro genera permanentemente expectativas y predicciones sobre lo que va a venir (a partir del conocimiento previo sobre el lenguaje, y sobre el mundo en general), lo que facilita la velocidad, el procesamiento y la comprensión de la lectura.
A continuación, compararon cómo lee un adolescente sano y uno con dislexia por medio de la proyección de videos de eye-tracking -una técnica que permite rastrear el movimiento de los ojos en el procesamiento de imágenes durante la lectura-. Allí vieron que el primero lo hizo prácticamente saltando palabras y sin detenerse demasiado ni regresar a lo leído; mientras que el segundo alcanzó a leer solo dos palabras en el mismo tiempo que el otro leyó un párrafo completo.
Luego, compartieron los resultados de un estudio que demostró que la exposición a literatura de ficción de alumnos universitarios de la carrera de Psicología (evaluada a través de la cantidad de nombres de autores literarios que eran capaces de reconocer, aunque no hubieran leído sus obras) fue un mejor predictor de su rendimiento académico que la cantidad de horas que pasaban estudiando. Es decir que aquellos que leen principalmente por placer comprenden mejor todo tipo de textos, lo cual les ayuda a estudiar. Si bien es cierto que esta correlación no implica causalidad, existe un efecto sinérgico o de “círculo virtuoso” entre la lectura recreativa y la habilidad de lectura: los mejores lectores son los que leen por placer y, al mismo tiempo, el volumen de lectura los hace mejores lectores.
El valor de Martes de Ciencia
Para este equipo de investigadores del INCIHUSA, Martes de Ciencia constituye una gran oportunidad para conectarse con la comunidad y, especialmente, con los estudiantes de secundaria, en tanto que están en pleno proceso de descubrimiento de sus vocaciones e intereses ocupacionales.
Estos encuentros, además de profundizar el interés por la investigación científica y mostrar un rumbo posible, sirven para entrenar la mirada científica en fenómenos presentes en la vida cotidiana y así, en este caso en particular, poder reflexionar sobre los procesos que subyacen a los modos en que percibimos el mundo y nos comunicamos con los demás.
Inscripciones para participar en Martes de Ciencia
Esta propuesta de divulgación científica ofrece charlas y exposiciones sobre cómo cuidar el agua o el medio ambiente, por ejemplo, y talleres, visitas a laboratorios y actividades como ser paleontólogo por un día. Las escuelas interesadas en participar deben enviar un correo electrónico a: visitas@mendoza-conicet.gob.ar con los siguientes datos:
● Nombre y apellido del docente/s responsable
● Nombre de la escuela
● Actividad elegida, día y hora, según cronograma
● Correo electrónico de contacto
● Teléfono celular de contacto
● Lista con nombre, apellido y DNI de alumnos/as y acompañantes