Divulgación Científica

Ambiente: especies exóticas invasoras, un problema de efectos no de origen

Las especies exóticas invasoras, son consideradas una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad.

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13 de agosto de 2019

Por Yasmín  Bobadilla*

El 8 de setiembre del año pasado en esta misma sección del diario se publicó una nota titulada “Invasiones biológicas: mamíferos exóticos en América, un peligro”. La misma nos ofrecía un análisis acerca del proceso de irrupción de especies invasoras en el continente, incluyendo su incidencia en la colonización de nuevos ambientes. Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de especies exóticas invasoras? En términos biológicos, una especie exótica invasora es aquella que logra como producto final de un proceso multiestado, franquear una barrera biogeográfica gracias a la intervención humana (especie exótica), introducirse al nuevo ambiente (especie introducida), ser capaz de sobrevivir y reproducirse sin intervención humana directa (especie establecida) y, expandirse colonizando nuevas áreas (especie invasora). A lo largo de este proceso las especies exóticas invasoras provocan cambios que amenazan directamente los ecosistemas, las especies nativas o los hábitats en las que se encuentran. El último informe del IPBES (2019) clasifica a las especies exóticas invasoras como uno de los principales impulsores directos de cambio en la naturaleza junto con los cambios en el uso de la tierra, cambio climático, explotación directa de organismos y contaminación. Es decir, las invasiones biológicas facilitadas por los seres humanos son un fenómeno mundial y constituyen uno de los aspectos más relevantes del cambio global incluyendo la pérdida de biodiversidad. 

Furtivo. Conejo europeo, introducido con propósitos comerciales, alimenticios o mascotismo. | Gentileza / L. Aros.

Mediación humana 

Charles Elton, en su clásico libro de invasiones The Ecology of Invasions by Animals and Plants (1958) escribía: “El número y la tasa en que diferentes especies son introducidas desde una región a otra, así como las regiones y distancias geográficas involucradas, constituyen combinaciones de hechos sin precedentes en la historia de la biota terrestre.

En 500 años (desde la colonización europea) en Sudamérica se ha facilitado el arribo de una flora y fauna procedentes de regiones como Norteamérica, Europa, Asia, África y Australia, situación que no hubiese ocurrido de no mediar la asistencia humana”. Como lo expresó Elton, la propagación de especies exóticas invasoras ocurre como resultado directo de la actividad humana a través del transporte e intercambio de bienes y servicios. El hombre introduce especies de manera involuntaria o de manera intencional para distintos fines, como peletería, caza, alimento, recreación, ornamentación o mascotismo. De esta manera, muchas especies exóticas introducidas son valoradas y explotadas por lo que desde el punto de vista social, cultural y económico no predomina la idea de conflicto asociado a estas especies determinando a que no se priorice su manejo o que se lo oriente a incrementar su abundancia. 

¿Quiénes son invasoras? 

En Argentina se han registrado más de 700 especies exóticas introducidas (Base de Datos sobre Especies Invasoras). Estas especies son plantas, animales, hongos o microorganismos que se encuentran en distintas etapas a lo largo del proceso de invasión, en diferentes tipos de ambientes y, cuyas causas de introducción y expansión, así como sus impactos varían ampliamente. Particularmente para Mendoza, podemos mencionar especies vegetales ornamentales que han establecido poblaciones silvestres invadiendo ambientes con valor de conservación como la Rosa mosqueta (Rosa rubiginosa y Rosa eglanteria) y el Tamarindo (Tamarix gallica). Especies domésticas como los perros cimarrones en el piedemonte, así como especies silvestres que han ocupado casi toda la provincia, como la liebre europea (Lepus europaeus) o el jabalí (Sus scrofa). Otras especies silvestres se encuentran establecidas en regiones particulares, como el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en el sur de Mendoza o el alga Didymo (Didymosphenia geminata) en el Área Natural Protegida Manzano Histórico. Recientemente se registró al único mamífero introducido por su atractivo ornamental en la Argentina liberado por la misma causa en Tupungato, la ardilla de vientre rojo (Callosciurus erythraeus). Todas estas especies exóticas provocan cambios ecológicos, económicos y sociales en los nuevos ambientes que invaden. 

Desvalorización de lo nativo: ‘¿Amnesia generacional?’

En nuestro país, y en Sudamérica en general, la mayoría de las especies exóticas invasoras son de origen europeo o euroasiático, lo que refleja la historia del movimiento humano junto a su legado cultural de establecerse en nuevas regiones reproduciendo sus ambientes de origen. En consecuencia, algunos autores consideran que, debido a estas particularidades socioculturales, las generaciones sudamericanas recientes sufren de “amnesia generacional”, lo que significa que no están conscientes de las condiciones ambientales biológicas pasadas. Más aún, inclusive pueden conocer, proteger y valorar más a algunas especies exóticas invasoras que a las nativas, como ocurre con el pino (Pinus spp.), el ciervo colorado (Cervus elaphus) o la trucha (Salmo spp.) en la Patagonia. Así, las especies exóticas invasoras tienen en muchos casos un valor para la sociedad que predomina sobre cualquier impacto asociado a estas especies. No pretendo juzgar a las especies por su origen sino más bien enfatizar que las especies invasoras son un problema por los efectos que producen, no por su carácter de exóticas y hay una necesidad de minimizar los efectos negativos de aquellos animales, plantas, hongos y microorganismos que afectan los recursos naturales, la biodiversidad y la economía propia. Comprender esos efectos está asociado al conocimiento que la sociedad tiene sobre sus ecosistemas y especies nativas reconociendo los valores que se están perdiendo debido a las especies exóticas invasoras.  

Perfil

*Yasmín  Bobadilla

 Lic. en Ciencias Biológicas, Becaria doctoral del CONICET, Grupo de Investigaciones de la Biodiversidad (GIB), Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA), CCT CONICET Mendoza.