Exploran la diversidad vegetal del pasado para contribuir al conocimiento del patrimonio paleontológico de Cuyo
El estudio, realizado por un investigador del CONICET, se centra en el análisis de fósiles de plantas y sus asociaciones con el ambiente.

Tomás Pedernera es investigador del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA,CONICET-UNCUYO-Gob.Mza) y forma parte del grupo de Paleobiología y Paleoecología, donde estudia los restos fósiles de plantas que habitaron la Tierra durante el pasado, “Me enfoco en las asociaciones de plantas del Triásico (hace 250 millones de años) desde un punto de vista sistemático, taxonómico y paleoecológico, es decir, determino qué especies de plantas vivían en ese periodo y cómo eran las relaciones entre ellas y con el ambiente”.
Según el científico, el periodo Triásico era muy distinto a lo que se conoce actualmente. Hace millones de años los continentes estaban unidos formando lo que era un territorio denominado Pangea. Hacia finales de este periodo, este “supercontinente” comenzó a dividirse, dando lugar a dos grandes masas de tierra: Eurasia en el hemisferio norte y Gondwana en el sur. Esta última estaba compuesta por lo que hoy en día son América del Sur, África, Antártida, Oceanía, y una porción de lo que hoy es la India. En cuanto a las asociaciones de plantas fósiles, existía una clara diferencia entre ambos hemisferios.
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Tomas Pedernera en prospecciones realizadas en afloramientos triásicos
“En Gondwana, las asociaciones de plantas estaban dominadas por un grupo, hoy extinto denominadas Umkomasiales, destacando principalmente las especies del género Dicroidium, que da nombre a la flora de Dicroidium. Aunque las plantas de este género eran las más abundantes, también había coníferas y helechos. Además de ginkgoales, de los cuales solo se conserva una especie, el Ginkgo biloba. Otros grupos como las Equisetales (colas de caballo) también existían en ese tiempo, con parientes actuales que han reducido su diversidad, pero mantienen características conservativas en el registro fósil”, afirma el experto.
El estudio de Pedernera, se centra en secuencias fluvio-lacustres de la Cuenca Cuyana, provincia de Mendoza, y de la Cuenca de Ischigualasto-Villa Unión, provincia de La Rioja. “Si bien hoy se observan montañas en estas áreas, es importante recordar que en el pasado estas regiones fueron lagos, por lo que todas las comunidades de plantas están asociadas a este tipo de ambientes. Estas cuencas son los depocentros (lugar de la cuenca donde se depositan los sedimentos con mayor espesor) triásicos de mayor extensión del país, siendo de importancia mundial, ya que son pocas las cuencas en el mundo con tal dimensión y potencial de registro. Aquí tenemos la posibilidad de estudiar lugares con una gran variedad de características geológicas. Cada campaña requiere una logística importante y formamos grandes grupos de investigadores con intereses variados”, afirma Pedernera.
“Lo que normalmente ocurre con un organismo cuando muere es que se descompone y esos elementos pasan a recircular otra vez en los ecosistemas. Hay factores que alteran o disminuyen, o inhiben completamente, lo que es la descomposición y hay conjuntos de factores que hacen que se entierre y se empiece a reemplazar el material original del organismo por los de los minerales que se encuentran en los sedimentos. Posteriormente, se transforman en rocas. Las plantas principalmente se preservan como restos carbonosos. Los troncos son más resistentes y suelen preservarse como permineralizaciones”. Para encontrar estos restos fósiles es necesario realizar trabajos de campo, en los cuales se realizan prospecciones y excavaciones para extraerlos de forma segura.
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Restos de plantas fósiles, preservados como compresiones carbonosas e impresiones, provenientes de la formación de los rastros en la cuenca Ischtigualasto – Villa unión, del Parque Nacional Talampaya.
La paleobotánica es la disciplina que estudia los restos fósiles de plantas y se analizan tanto las estructuras vegetativas, como hojas, tallos o troncos, es decir, leños con crecimiento secundario, así como las estructuras reproductivas. Dependiendo del periodo en cuestión las especies que se encuentran son diferentes, se han encontrado flores, frutos y semillas.
Por último, Pedernera señala la importancia de transmitir a la sociedad los resultados de cada investigación de manera comprensible, afirma que es fundamental hacer divulgación. En el último año con otros miembros del grupo han participado activamente en diversas actividades como el IANIGLA de Puertas Abiertas, la Noche Latinoamericana de los Investigadores y un ciclo de charlas en un Instituto de Esducación Superior de la provincia. Parte de esto es para que la gente conozca qué tipo de investigaciones se están llevando a cabo dentro del CONICET, en particular en paleontología. “El objetivo es poner en valor nuestro trabajo y que la gente conozca el patrimonio paleontológico de la provincia y del país”.
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Actividades de divulgación realizadas en el CCT.